Niños/as en duelo
A lo largo de estos años, como psicólogo clínico, he tenido la posibilidad de trabajar con muchas personas en duelo, tanto en mi consulta privada, como en Osakidetza.
El duelo es una reacción normal a la pérdida. Puede ser de dos tipos: físico (tangible) o simbólico (psicosocial).
El duelo fue por primera vez investigado por Erich Lindemann en el Hospital General de Massachusetts tras un incendio accidental en el que perdieron la vida unas 500 personas. Él observó que había patrones similares en unas 100 personas que describió como duelo normal, son los siguientes: culpa y autorreproche, ansiedad, soledad, fatiga, incapacidad, shock, anhelo, emancipación, alivio y adormecimiento.
Las sensaciones físicas, aunque no se presentan con mucha frecuencia, son: vacío en el estómago, atoramiento en la garganta y el pecho.
Factores de riesgo
- Muerte de uno de los padres antes de los 4 años.
- Trastorno mental del padre superviviente.
- Problemas de comportamiento previos.
- Adaptación familiar inadecuada.
En nuestra práctica, nos sirve la clasificación llevada a cabo por varios autores de las fases del duelo:
- Fase de evitación, en la que hay shock, negación e incredulidad. También la llamamos fase de “anestesia”, porque nos extraña sentirnos así de bien. Es muy marcada la dificultad para aceptar la pérdida, se habla en presente del fallecido. La negación de la pérdida nos ayuda a ir poco a poco afrontándola.
- Fase de confrontación, el duelo es más intenso, son frecuentes la rabia y la tristeza. La culpa también es frecuente y normal en las fases tempranas del duelo. También es una respuesta natural la rumiación obsesiva sobre el fallecido.
- Fase de restablecimiento, la persona aprende a vivir con la pérdida, la energía emocional se recoloca en otras personas, nuevas ideas o nuevos proyectos.
El tratamiento con los niños está dirigido a: restablecer la autoestima, técnicas de habilidades sociales, técnicas de relajación y modificación de hábitos, principalmente.