ADULTOS

En momentos de nuestra vida nos sentimos deprimidos, con ansiedad, angustia o desbordados y estresados por el ritmo de vida en el que vivimos. En muchos casos, también nos vemos en situaciones que nos afectan como la pérdida de un ser querido, problemas laborales, familiares, económicos,… Muchas personas pueden, sin una ayuda externa, seguir adelante pero si, en nuestro mundo emocional, hay asuntos no resueltos, nuestra calidad de vida se verá mermada y muy probablemente tendremos síntomas de ansiedad, depresión y/o angustia.

La psicoterapia puede ayudarnos a gestionar mejor nuestras emociones y así vivir de una forma más plena.

En los casos en que se estima necesario, se realiza coordinación con centros de salud, psiquiatras, etc.

Los problemas que habitualmente se atienden en la consulta son los siguientes:  ansiedad, depresión, estrés, angustia, miedos, fobias, pánico/agorafobia, trastornos alimentarios( anorexia, bulimia, obesidad, atracones), baja autoestima, obsesiones (actos compulsivos y rituales), trastornos del sueño, conflictos interpersonales, laborales y duelos ante pérdidas (por fallecimiento o separación).

¿Qué es la ansiedad?

 Los problemas de ansiedad son muy frecuentes, cuando afecta a varias áreas de nuestra vida, lo llamamos:  Trastorno de Ansiedad Generalizada.

La ansiedad afecta tanto al cuerpo como a la mente.

Por una parte, nos referimos a sentimientos y sensaciones como el miedo, la aprensión, estar “de los nervios”, “al borde del ataque”, angustiado, crispado, preocupado,…

Por otra parte, se relaciona también con síntomas corporales como tensión muscular, sudores, temblores, respiración agitada, “nudo en el estómago o en la garganta”, que le hacen sentirse a uno enfermo… también son frecuentes el dolor de cabeza, de pecho, de espalda, palpitaciones,…

 

¿Cuándo se convierte la ansiedad en un problema?

La ansiedad es una reacción normal y sana. Niveles moderados de ansiedad pueden mejorar tu actuación en momentos difíciles. Un jugador de fútbol que no estuviera tenso antes del partido o un estudiante que no sintiera cierta preocupación antes de un examen, no conseguirían probablemente rendir a su mejor nivel.

La ansiedad se convierte en un problema cuando surge en momentos en los que no hay un peligro real o cuando persiste después de que la situación de estrés ha desaparecido.

En el momento en que es una sensación desagradable que empieza a interferir en la vida cotidiana, es cuando conviene aprender a manejarla de una manera más satisfactoria a través de la psicoterapia.

 

¿Por qué aparecen los síntomas de la ansiedad?

  • Por la acumulación de tensión (estrés), debido a un problema importante o varios problemas.
  • Por el tipo de persona que es uno.

 

Consecuencias de una ansiedad persistente

  • Pensamientos automáticos persistentes que aumentan la ansiedad
  • Sensaciones corporales alarmantes, lo que provoca, en ocasiones, acudir al servicio de Urgencias del Hospital.
  • Evitación de situaciones y personas relacionadas con la ansiedad.
  • Falta de confianza en uno mismo.
  • Dificultad para tomar decisiones.
  • Problemas de concentración,…

¿Qué son las fobias?

 Son un tipo de los trastornos de ansiedad. Son miedos muy concretos y muy específicos y la característica principal de este miedo es que es desproporcionado al peligro que suponen las circunstancias.

 

Tipos de fobias:

La más común es la agorafobia. Es el miedo a espacios abiertos, a estar lejos de casa, a viajar en transportes públicos y estar en calles donde hay aglomeraciones de gente. Es un problema que limita de tal forma que la persona no puede salir sola a la calle, incluso en la misma zona donde vive si no está acompañada.

 

Trastorno de pánico

La persona, de repente, empieza a notar sudoración, palpitaciones, que le falta el aire, síntomas muy alarmantes a lo que sigue un miedo a desmayarse, incluso sensación de muerte, ante esta sintomatología es frecuente ir al servicio de urgencias del hospital, entonces se suele empezar a tomar ansiolíticos y, en ocasiones, antidepresivos con acción ansiolítica que ayudan a la persona a estabilizarse, después hay que dejarla gradualmente.

El estrés

Es una acumulación de tensión. Cualquier persona puede sufrir estrés: niños, que es cada vez más frecuente, un ama de casa, una persona que vive en un caserío y no tiene ruidos, el estrés no es sólo de ejecutivas/os.

 

Diferencias entre el estrés y la ansiedad

El estrés es la acumulación de la tensión y la ansiedad se produce por una acumulación de tensión prolongada en el tiempo. Por tener algunos días estrés no hay problema, todo el mundo lo sufre en algún momento, el problema viene cuando las circunstancias o la forma de ser de la persona hace que tenga estrés mucho tiempo y se hace crónico, esto puede desencadenar el problema de la ansiedad.

Cada vez son más frecuentes las personas que necesitan coger una baja por situaciones de estrés, aquellas que realizan un tratamiento habitualmente solucionan el problema en unos meses y vuelven al trabajo mucho mejor de lo que estaban antes de sufrir  esa situación de desajuste.

La depresión

Es un grado de tristeza desproporcionado, que se da por un espacio mayor de 15 días, no es tener un mal día. Es cuando la persona llora y se queda igual, nada le hace ilusión, no come o come excesivamente,  se ve todo negro y se piensa que nunca se va a pasar, que va a ser así para siempre.

También es importante decir lo que NO es la depresión:

No es un mal momento que se pueda pasar de repente, tampoco una señal de debilidad personal o algo que uno pueda desear o no desear tener. Las personas con depresión no pueden decidir, de pronto, ponerse bien y conseguirlo sin más. Si la persona no sigue un tratamiento adecuado, los síntomas pueden durar semanas, meses o incluso años.

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Adultos en duelo

El duelo es una reacción normal a una pérdida de un ser querido o una pérdida simbólica (psicosocial). El duelo más habitual es el que padecemos ante la pérdida de un ser querido, y es con este tipo de casos con el que más hemos trabajado.

El duelo se puede posponer, pero no evitar. El duelo es un trabajo que hay que hacer cuando se pierde un ser querido.

Hay  personas y situaciones que tienen más riesgo de presentar un duelo patológico. Por ejemplo, si hay duelos anteriores no resueltos, también hay más riesgo si el vínculo con la persona es: dependiente, conflictivo o ambivalente; también si el superviviente carece de apoyos o tiene menores a su cargo. Por otra parte, las circunstancias también influyen en el trabajo del duelo: una pérdida repentina, un suicidio van a ser más difíciles de elaborar.

Si pasados varios meses la pérdida está interfiriendo significativamente en la vida de la persona, conviene consultarlo. El tratamiento está dirigido a que la persona consiga hacer real la pérdida, pueda expresar sus sentimientos y continuar con su vida adaptándose a la pérdida.